CONOCIENDO LOS ECOSISTEMAS GUANAJUATENSES
MC. Roberto Otero Zaragoza
En octubre de 2012 se me brindó
la oportunidad de formar parte del equipo de profesionales que se encargaría de
realizar el levantamiento de la valiosa información de campo requerida para
elaborar el documento del Inventario Estatal Forestal de Guanajuato, un
interesante y excitante reto personal, ya que me permitiría descubrir las
entrañas de la naturaleza de esta región del país y ampliar mis modestos conocimientos
en el área de la ecología de la vegetación.
Era momento de aprender la
metodología precisa que se requiere implementar para realizar este tipo de
estudios, así como hacernos del material y equipo básico indispensable,
conformado entre otros instrumentos por GPS, cámara digital, brújula,
clinómetro, cinta diamétrica, flexómetros, longímetros, tablas de compensación
de pendientes, prensas botánicas, tijeras de podar, placas de aluminio para
árboles, clavos, varillas, estacas, pintura en aerosol, entre otros.
El método a emplear en términos
generales es similar para los diferentes tipos de comunidades vegetales, no
obstante, para el caso de bosques se requiere registrar un mayor número de variables
en el arbolado y para selvas la forma de los puntos de muestreo cambia, de
circulares a rectangulares. Cada brigada de muestreo tenía asignado un número
de conglomerados a inventariar, entendiéndose como un conglomerado a una unidad
de muestreo, conformada por cuatro puntos con un arreglo predeterminado en
forma de Y invertida. Las coordenadas de dichos conglomerados nos fueron
proporcionadas por la dependencia contratante y tras ingresarlas en nuestros
equipos GPS procedíamos a realizar la planeación para el arribo a la zona a
muestrear.
Cuando se habla de la vegetación
de Guanajuato, en general se piensa en amplias extensiones de terrenos planos o
semiplanos cubiertos por pastizales, nopales, mezquites y huizaches, y en
términos generales esto es justificable, pues la mayor parte de su extensión
estatal está cubierta por matorrales, sobre todo en los municipios situados
hacia el sur, donde los promedios de precipitación son muy bajos (de 700 mm por
año o menos), pero en la porción norte del Estado, que es montañosa, existe
desarrollo de bosques de encino, de táscate, de pino, pino-encino, de oyamel, así
como algunas selvas bajas caducifolias y vegetación de galería.
Nuestra brigada, conformada por
el Biólogo, M en C. Óscar Báez, quien les escribe, Ecólogo, M. en C. Roberto
Otero y personal de apoyo, se dedicó a inventariar básicamente ecosistemas de
Matorral Subtropical, ubicados en los municipios de León, Silao, Comonfort, San
Miguel de Allende y Dolores Hidalgo.
Dentro de este tipo de
vegetación, observamos que las especies predominantes en el estrato arbóreo son
Eysenhardtia polystachya (varaduz,
palo dulce), Forestiera phillyreoides
(acebuche), Ipomoea murucoides
(cazahuate), Bursera fagaroides
(papelillo), Bursera palmeri
(xixote), Acacia schaffneri (huizache
chino), Acacia pennatula (tepame), Prosopis laevigata (mezquite), Lysiloma acapulensis
(tepeguaje), Ceiba aesculifolia (pochote), Celtis
caudata (palo zorro), Senna polyantha
(palo fierro), Erythrina coralloides
(patol), Pistacia mexicana
(lantrisco) y Euphorbia tanquahuete (palo amarillo).
Los arbustos están representados
por numerosas especies, entre las que se pueden mencionar: Jatropha dioica (sangregado), Mimosa
monancistra (garabatillo), Acacia
farnesiana (huizache hediondo), Acaciella
angussima (timbe), Dodonaea viscosa
(ocotillo), Ptelea trifoliata (palo
zorrillo), Tecoma stans (tronadora), Agonandra racemosa (palo de peine), Celtis pallida (granjeno), Condalia velutina (granjeno rojo), Randia watsonii (crucita) y Karwinskia humboldtiana (tullidora).
Las cactáceas tienen un nutrido
número de especies, sin embargo, dada la perturbación actual de este tipo de
vegetación, las que se observan con mayor frecuencia dentro de los matorrales guanajuatenses
son: Myrtillocactus geometrizans
(garambullo), Cylindropuntia imbricata
(cardenche), Opuntia robusta (nopal
tapón), Opuntia tomentosa
(chamacuero), Opuntia jaliscana
(nopal güero), Opuntia streptacantha
(nopal cardón), Stenocereus queretaroensis (pitayo), Ferocactus
histrix (biznaga de barril), Mammillaria
magnimamma (biznaga), Stenocactus
wippermannii (biznaga) y Ferocactus
latispinus (biznaga).
Las
plantas de hojas arrosetadas tienen presencia en este tipo de comunidad
vegetal, aunque no tan abundante como en los matorrales crassicaules. Algunas
de las especies que llegan a encontrarse más frecuentemente son: Agave lechuguilla (lechuguilla), Dasylirion acrotiche (sotol), Yucca filifera (palma, izote), Hechtia glomerata y Agave spp (maguey).
Las
epífitas están representadas por varias especies del género Tillandsia, no obstante, la más
ampliamente distribuida en los semiáridos ecosistemas de matorral es Tillandsia recurvata.
Los
matorrales de la zona que tuvimos la oportunidad de estudiar, como gran parte
de la vegetación del estado de Guanajuato se encuentran seriamente fragmentados
y perturbados por diferentes causas, principalmente el desmonte para las
actividades agropecuarias, la extracción ilegal de madera en zonas de bosques,
la expansión de las zonas urbanas y la apertura de nuevas vialidades. Tal nivel
de perturbación se traduce en una pérdida de biodiversidad, la desaparición de
especies más sensibles o más selectivas en su hábitat, la proliferación de
plagas, el cambio del régimen de precipitación, el agotamiento de los mantos
freáticos y la modificación del clima en la región.
Con
relación a las plagas, un caso bastante evidente lo constituye la preocupante
presencia de muérdago (Psittacanthus calyculathus
y Phoradendron spp), que se disemina
de manera alarmante en zonas altamente perturbadas, como las áreas urbanas y
suburbanas de las ciudades grandes, atacando principalmente a especies nativas
como Prosopis laevigata (mezquite) y Acacia schaffnerii (huizache chino) y
poniendo en serio riesgo su sobrevivencia en unos cuantos años si no se toman
cuanto antes medidas para su control y erradicación.
De
hecho, en trabajos que he realizado, en la zona donde se encuentra el complejo
industrial en desarrollo denominado Puerto Interior, más del 50% del arbolado
nativo que fue inventariado, constituido principalmente por Prosopis laevigata está parasitado por
muérdago, y en algunos casos se observaron individuos seriamente afectados, hallándose
ramas secas en hasta un 40% de la copa, lo que atraerá posteriormente la
presencia de termitas, multiplicación de bromeliáceas y hongos que vendrán a
acelerar la muerte de estos árboles naturalmente longevos y muy importantes
para los ecosistemas de la región, ya que son múltiples los productos y
servicios ambientales que ellos proporcionan.
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